Poco se ha hablado sobre los riesgos a la salud humana que derivan del consumo de carne de animales que se está produciendo en nuestros propios países.
Imagina la orina y el excremento acumulados durante todo un año y que tu gato se viera obligado a dormir en esa pequeña caja. Esa es la vida de los pollos.
Independientemente de que esta disminución en el consumo mundial de carne se mantenga un cambio en el nuestro sistema alimentario en necesario e impostergable.
Si no fuera por su determinación y valentía jamás sabríamos lo que le ocurre a los animales atrapados en la industria.
En México, las leyes de protección animal varían entre estados, lo que crea diferencias y deja desprotegidos a muchos animales. Necesitamos una ley que los incluya a todos. ¡Firma la petición!