A todos nos encantan las historias sobre animales que luego de haber conocido el maltrato pasan el resto de sus vidas en paz, protegidos de toda crueldad.
A muchos de nosotros nos importan los animales y ya hemos comenzado a reducir nuestro consumo de carne para que vacas, pollos, cerdos, corderos y terneros queden fuera de nuestros platos.
Son sensibles, inteligentes y con complejas sociedades y, a pesar de esto, los peces son los animales más incomprendidos y olvidados.
Nunca verás esto en los anuncios de carne de pollo, pero tienes derecho a saber la verdad. ¡Hará que te cuestiones tu consumo de este sensible animal!
Antes de escribir su primer libro «Cerdo: arqueología, zoología y comestibilidad», la arqueóloga Doctora Pía Spry-Marqués había pensado muy pocas veces en la procedencia de lo que comía.
La cría de gallinas en jaulas es uno de los sistemas de producción que genera más sufrimiento a los animales en la ganadería industrial.
La industria es eso, una industria, y es debido a esto que a los animales (su «materia prima») los considera, precisamente, meras mercancías.
Desde que su padre murió en 2011 a Jay Wilde le tocó hacerse cargo de la granja familiar. Pero la historia de este granjero de 59 años es bastante peculiar porque además de preocuparse por el bienestar de esas vacas y del impacto ecológico de su granja, Jay ha sido vegetariano desde hace 25 años.
Hay una secuencia que se repite incansablemente día tras día y cuyo nefasto alcance queda oculto para la mayoría de nosotros: un carrito de supermercado avanza, alguien echa dentro de él un cartón de huevos, lo paga, consumen cada uno de ellos en casa y, luego, todo inicia una vez más.
Los peces son animales increíblemente inteligentes y sociales.
