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¿Por qué me encadené en un rastro?


Somos un movimiento imparable de millones de personas que alzan la voz por los animales, que denuncian a esta industria perversa que está destruyendo nuestro planeta.

Hoy 4 de octubre, es el Día Internacional de los Animales. Para mí es una fecha muy especial, porque hace precisamente 15 años me encadenaba a las puertas de un rastro en Madrid, junto a mis compañeros y compañeras de Igualdad Animal.

Era una de nuestras primeras acciones y estábamos muy nerviosos. Sabíamos que encadenarnos allí podría tener consecuencias legales, pero las asumíamos llevados por nuestra determinación y compromiso. Queríamos denunciar los abusos que padecen los animales tras las paredes de esos lugares: darles voz para crear debate en la sociedad.

Y eso hicimos, darles voz, hacerles visibles. Con nuestros carteles, con nuestros gritos, con nuestros cuerpos encadenados. Habían pasado unos minutos y empezaron a salir los matarifes. Enseguida llamaron a la policía y empezaron a reírse de nosotros e insultarnos. Eramos cuatro “locos”.

04/10/2006 - Madrid - Encadenamiento a un matadero | Chained to a slaughterhouse

Recuerdo que en esos momentos llegó un automóvil que llevaba unos borregos en la parte de atrás. Nunca olvidaré sus miradas, impregnadas de inocencia, ajenas al destino que les esperaba.

La policía llegó y cortaron nuestras cadenas. Nos tomaron todos los datos y la acción finalizó. Una sensación agridulce recorría mi cuerpo. Todavía pensaba en esos borregos que iban en el coche. Sabía que no podía salvarlos, pero sabía que iba a dedicar mi vida a luchar por todos ellos, a denunciar los abusos que sufren, para construir un futuro en el que toda esa violencia no tenga lugar.

El rastro nos denunció y fuimos a juicio. Nos pedían 12,000 euros por los perjuicios ocasionados. Esta era la primera vez (no sería la última) que nos enfrentábamos a un juicio por defender de forma pacífica a los animales. Al final fuimos absueltos y no sufrimos ninguna represalia legal ni económica.

Y ahora miro atrás, veo todo lo recorrido y siento esperanza.

Porque ya no somos “cuatro locos”. Somos un movimiento imparable de millones de personas que alzan la voz por los animales, que denuncian a esta industria perversa que está destruyendo nuestro planeta.

Dijo Víctor Hugo que no hay nada más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo.

No tengo dudas de que este siglo será el siglo de los derechos animales.

Sharon Núñez, Cofundadora de Igualdad Animal


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