La cría masiva de animales también es una amenaza global
La doctora Shireen Kassam, fundadora de la organización Plant Based Health Professionals UK, indicó que significativas reducciones en el consumo de carne son necesarias para mejorar la salud pública y prevenir el surgimiento de futuras pandemias. De igual manera, Kassam declaró que las granjas de animales “proporcionan las condiciones perfectas para la generación de nuevas infecciones con potencial epidémico y pandémico”.
¿Qué ha demostrado la historia?
Desde los eventos más remotos hasta los más recientes, una realidad incuestionable se repite: la cría de animales para consumo conlleva un altísimo riesgo para la salud humana y animal. En los últimos 30 años algunas de las mayores amenazas para los humanos han sido consecuencia directas del consumo de animales.
En 1986 la encefalopatía espongiforme bovina o “la enfermedad de las vacas locas” provocó la muerte de miles de vacas y 158 personas. La gripe aviar- considerada como la última gran amenaza antes del actual COVID-19 – afecta a los pollos y gallinas utilizados para alimentación y, desde su aparición en Asia sudoriental en 2003, ha puesto en alerta al mundo entero. Planes y medidas preventivas se han venido implementado para reducir el contagio a los seres humanos.
De acuerdo con la documentación existente, este virus es capaz de infectar directamente a los humanos, provocando formas de gripe muy severas que han llegado a provocar la muerte. Entre 2003 y 2008 se registraron 351 casos de infección y 129 muertes (principalmente en Asia) lo cual derivó en la reducción del consumo de carne de aves y que mataran a millones de ellas que aún permanecían en las granjas.
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7 de cada 10 enfermedades infecciosas son de origen animal
De acuerdo con un artículo publicado en La Stampa por el divulgador científico Mario Tozzi, las conclusiones de diversos investigadores parten de un común denominador y es el hecho de que el origen de todas estas enfermedades es la transmisión animal y que “el 70% de las EID (Enfermedades Infecciosas Emergentes) se derivan de una interacción más o menos directa entre los animales salvajes y domésticos y los seres humanos”.
“Hemos entrado en una era en la que no es raro que los médicos se encuentren tratando a pacientes con infecciones bacterianas para las que no hay antibióticos eficaces”.
-Dr. Shireen Kassam
El mayor riesgo aún no alcanza su punto crítico
Desde hace varias décadas la comunidad científica internacional viene alertando sobre el peligro que implica tanto para los humanos como para los animales el uso no terapéutico de antibióticos en animales criados para consumo, es decir, su aplicación en animales que están sanos con el objetivo de evitar posibles proliferaciones de enfermedades y acelerar su crecimiento.
Esto ha desatado una de las mayores amenazas tanto para animales como humanos que es la multiplicación de cepas de bacterias resistentes o «superbacterias» que logran hacerse inmunes a los antibióticos y son responsables de brotes epidémicos sin precedentes. Anualmente, solo en Europa, provocan la muerte de al menos 25 mil personas.
Según la doctora Shireen Kassam, más del 90 por ciento de la carne que consumimos se produce en este tipo de instalaciones y “la cría intensiva de animales requiere el uso generalizado de antibióticos, lo que ha contribuido a un aumento dramático del número de infecciones resistentes a los antibióticos que afectan a los seres humanos”.
Lo peor de todo es que esta gran amenaza creada por la industria ganadera aún no ha alcanzado su mayor grado de peligrosidad. Si no se toman medidas para evitar la propagación de las superbacterias estás provocarán la muerte de 10 millones de personas en todo el mundo para el año 2050.
La clave: un cambio en nuestra alimentación
De acuerdo con Kassam, la actual emergencia sanitaria provocada por el COVID- 19 ha disparado la alarma sobre la necesidad de mejorar la salud de los ciudadanos a nivel mundial ya que casi el 90% de las personas que han muerto a causa del COVID-19 ya estaban afectados con al menos alguna otra dolencia.
Todo apunta a que el camino es reducir el indice de enfermedades subyacentes como las cardiovasculares, la obesidad y la diabetes de tipo 2, para lo cual un cambio en la alimentación es un factor determinante. “Sabemos desde hace décadas que una dieta saludable basada en plantas, que minimiza o elimina la carne, está asociada con algunas de las tasas más bajas de enfermedades crónicas y una vida más larga y saludable”, señaló Kassam.
Para conocer todo lo referente a llevar una alimentación basada en plantas visita Love Veg.