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Ella es la razón por la que debemos acabar con las jaulas


Le pusimos nombre para recordarla y para que su historia hable por quienes están sufriendo lo mismo. Hay todavía muchas Amelias que ayudar, ¿cuentan contigo?

Conocí a Amelia en una granja para la producción de huevos.

El maltrato animal es siempre maltrato, pero lo que vi ahí es, por mucho, una de las formas más crueles de maltrato animal que he conocido.

Mientras sostenía mi cámara para grabarlo y exponer la verdad ante el mundo, la vi tumbada encima de una jaula. Supuse que estaba muerta, por su pésimo estado físico y porque no se movía. 

Pero, de pronto, abrió sus ojos y me miró fijamente. 

Respiraba con mucha dificultad. No sé cuánto tiempo llevaba ahí agonizando. ¿Cómo es que su cuerpo podía soportar tanto dolor, aún después de meses o incluso años de maltrato?

Desconozco lo que había pasado en los últimos minutos o qué fue lo que la llevó a terminar tumbada sobre una jaula agonizando, pero sí sé que antes estuvo encerrada en esas mismas jaulas, por uno o dos años. 

Sé que ni siquiera podía moverse sin aplastar a sus compañeras – por lo apretadas que están en jaulas tan pequeñas –. Que nunca pudo realmente descansar porque sus extremidades solo tocaban los barrotes fríos y sucios de la jaula, nunca sintió un piso firme que le diera alivio. 

Que para alcanzar el alimento tenía que abrir paso a su cabeza entre los barrotes de la jaula, algo que le costó la vida a varias de sus compañeras que murieron atoradas. Que no pudo jugar en la tierra, ni siquiera cuidar de sus hijos, porque nunca pudo salir de la jaula. 

Lo sé porque es lo mismo que sufren todas las que son como ella.

No dejaba de observarme y de mirar a mi cámara. 

No hubo nada que pudiera hacer para salvarla. De repente, dio su último aliento y murió frente a mí. 

Cuando mi compañero se acercó, la vio y se dio cuenta de lo que acababa de suceder. Me dijo: “le pondremos un nombre para recordarla siempre y ella será la que hable por todas las gallinas enjauladas”. La llamamos Amelia.

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Ella es Amelia. Aunque ya no pudimos salvarla, sí podemos ayudar a tantas gallinas que ahora mismo sufren lo que sufrió ella.

Fue así como surgió nuestra primera investigación en México, La Vida en una Jaula, grabada en granjas de huevo en nuestro país, para mostrar la vida de cientos de miles de Amelias que necesitan nuestra ayuda.

Gracias a Amelia comprendí que debemos trabajar incansablemente para sacar de las jaulas a todas las gallinas que todavía viven encerradas – más de 200 millones solo en México -.

Una forma de lograr ese cambio es conseguir que cada vez más restaurantes, hoteles, supermercados y otras empresas digan no a los huevos de gallinas enjauladas, que sufren cada día lo mismo que sufrió Amelia.

Así, la industria del huevo no tendrá más opción que dejar de encerrarlas en jaulas.

Con esta investigación puedes ver con tus propios ojos cuánto te necesitan las gallinas como Amelia.

Estos compromisos que logramos con las empresas son tan importantes porque cada uno suma para que historias como la de Amelia dejen de existir. 

En México ya son más de 100 empresas comprometidas a rechazar el huevo de gallinas enjauladas. ¡Y más de 2 mil en todo el mundo! Esto se ha logrado gracias a consumidores como tú, que han decidido apoyar solamente a las compañías que se preocupan y se ocupan por el bienestar animal, y que le exigen a las que se quedan atrás que digan no a las jaulas cuanto antes.

¿Te unes a Protectores de Animales para pedir a las empresas que digan no a los huevos de gallinas enjauladas? Regístrate ahora y recibirás acciones digitales para ayudar a los animales desde tu celular.

Otra opción para ayudar a las gallinas como Amelia es sustituir el huevo en tu alimentación. Preparamos este recetario con alternativas vegetarianas al huevo para que te sea muy fácil, ¡empieza hoy mismo! Las herramientas más poderosas para evitar que más gallinas sufran como Amelia las tienes en tu cocina.


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