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Día del Niño y Niña en México: una reflexión


Hoy se celebra el Día del Niño y Niña en México y es importante recordar que, más allá de una celebración, esta fecha debe recordarnos a todos reivindicar los derechos de los niños y niñas en nuestro país y el resto del mundo. Y también nuestra responsabilidad con las generaciones futuras en cuanto a continuar construyendo un mundo más justo en el que también ellos protejan y respeten a todos los animales. 

En este sentido es imprescindible recordar que la industria cárnica es el lugar donde la infancia está absolutamente vetada para miles de millones de animales apenas nacen. 

Son separados de sus madres a instantes de haber abierto los ojos por primera vez -algunos nunca las llegan a ver – y así, indefensos como cualquier bebé, son sometidos a soportar todo tipo de maltratos y vejaciones en soledad. 

UNA VIDA QUE DURA SOLO UN DÍA: Desde su primer respiro, los pollitos machos recién nacidos son considerados inútiles por la industria del huevo. Solo porque no pueden ser utilizados para producir carne y porque no ponen huevos esta industria los tritura vivos, aplasta o asfixia en su primer día de vida. 

Estos frágiles e indefensos animales, que nacen en incubadoras, jamás llegan a conocer a sus madre ni a contar con su protección, cuidados y cariño, algo que todo bebé necesita y merece recibir como es natural.

Investigación en industria de pollos de México

LOS QUE NUNCA TOMARÁN LECHE: La industria láctea separa cada año a miles de millones becerros de sus madres. Estos pequeños nunca llegan a tomar la leche de sus madres y son encerrados solos en pequeños cajones hasta ser matados por su carne siendo aún bebés. 

Es duro imaginar la desolación, el miedo y la profunda tristeza que deben sentir estos animales que acaban de llegar al mundo y necesitan sentir el calor y protección de su madre pero que en cambio son arrojados a vivir un infierno. 

La industria mexicana de la leche

TAN CERCA Y TAN LEJOS DE MAMÁ: Los cerditos que nacen en las granjas porcinas lo hacen entre excrementos, rejas y parásitos. Sus madres los traen al mundo dentro de jaulas tan estrechas que no les permiten darse la vuelta ni limpiarlos y cuidarlos como ellos merecen y ellas quisieran. Las limitaciones de movilidad hacen que, sin querer, las cerdas aplasten a sus hijos y muchos de ellos mueran como consecuencia de esto. 

Muchos cerditos que al nacer pesan menos de lo estipulado por la norma son eliminados de la forma más cruel: estampados contra el suelo una y otra vez hasta que mueren. Algunos nacen con enfermedades o enferman debido a las condiciones higiénicas de las granjas, no reciben atención veterinaria y sufren muchísimo al agonizar por días. 

También, frágiles e indefensos como cualquiera en la primera etapa de su vida, son sometidos a diferentes mutilaciones que forman parte de las prácticas regulares de la industria. En su primer día de vida les arrancan los dientes sin aplicarles anestesia. Entre el tercer y séptimo día de vida los castran, también sin anestesia y a la semana de vida les cortan la cola y, por supuesto, tampoco usan anestesia al hacerlo.  

¿Cómo es posible que un bebé tenga que soportar tanta crueldad y violencia en su cuerpo?

Il contatto materno

¿POR QUÉ LA INDUSTRIA LO HACE?: porque ven a los animales como mercancías y por eso para ellos da igual si son adultos o bebés, cerdos o pollos. Dentro de la industria no existe la menor consideración hacia los intereses, deseos y vida de los animales. 

CADA ACCIÓN CUENTA: El impacto que tú como individuo puedes tener en los animales nunca debe ser subestimado. Cuando decides no comprar ni consumir productos que provengan de su explotación y sufrimiento estás ayudándolos de forma directa porque menos animales serán obligados a nacer y morir para satisfacer la demanda de esos productos. 


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