Nueva investigación en una granja de cerdos británica
Igualdad Animal ha llevado a cabo una investigación única e intensa de dos meses de duración infiltrados en una granja de Norfolk con el sello de “Calidad Asegurada” perteneciente al conocido esquema Red Tractor y perteneciente a A. J. Edwards & Hijos. La impactante investigación ha sido presentada en la página principal de The Sunday Times de esta mañana. Esta investigación de Igualdad Animal revela la realidad de la industria porcina británica. Nuestro investigador documentó en detalle la angustia y el sufrimiento vividos por los cerdos de la granja, además de terribles escenas de violencia.
► Advertencia: Este vídeo contiene material gráfico de extrema violencia.
Más de 200 horas de metraje y conversaciones grabadas, así como 335 fotografías, nos proporcionan una imagen realmente estremecedora de la industria de cría de cerdos británica, y demuestra que, independientemente del sello de bienestar animal, sigue existiendo un enorme dolor, sufrimiento y explotación. Noticia relacionada: Nueva investigación en mataderos de conejos de Italia La Investigación de Igualdad Animal ha recibido declaraciones de apoyo de los principales expertos internacionales, entre ellos un reputado veterinario británico, profesores y expertos en conducta animal. Hallazgos de la investigación:
- Lechones que habían sido recientemente separados de sus madres y que son agarrados por sus patas y orejas y lanzados varios metros por el aire, golpeando fuertemente el suelo. Esto causa un estrés extremo y heridas a los animales. La separación de sus madres también les causa un trauma y deja a los lechones vulnerables a las enfermedades.
- Cerdos reacios a moverse siendo golpeados y pateados hasta su límite con el uso de tablas, barras de hierro; así como trabajadores cortando con un cuchillo el lomo de los cerdos para obligarlos a moverse.
- Lechones que luchan frenéticamente para escapar del aplastamiento producido por sus madres. Ellas mostraban comportamientos neuróticos como la mordedura de barrotes indicador de frustración, y dolor sin ser capaces de controlar la situación.
- El corte de dientes practicado rutinariamente a lechones entre las 24 y 48 horas después de haber nacido. El corte de dientes provoca dolor y hace que los lechones sean más vulnerables a las infecciones.
- Repetidos golpes que resultan en cerdos con abrasiones faciales y en el resto del cuerpo. Los golpes eran acompañados de gritos e insultos que aterrorizaban a los cerdos. Un cerdo fue golpeado con una tubería hasta que la sangre salía por su nariz.
- Lechones agonizando o ya cadáveres que eran abandonados en los depósitos de comida.
- Cerdos heridos o enfermos que eran abandonados a su suerte sin atención veterinaria. Los prolapsos rectales y vaginales eran ignorados hasta que se volvían putrefactos y se caían de modo que los animales pudiesen ser enviados al matadero. También se observaron cerdos con dificultad para caminar con heridas en los hombros, articulaciones infectadas o heridas y con parálisis parcial.
- Grandes y profundas laceraciones que eran acuchilladas por los trabajadores. Las heridas permanecían después sin tratar. Los cerdos sufrían tumores, algunos con ulceraciones. Un cerdo aparentemente malnutrido tenía una hernia abdominal de gran tamaño.
- Cadáveres de animales que eran enterrados ilegalmente para ahorrar gastos a la granja.
- La muerte de animales, por ejemplo mediante fuertes golpes: estampando a los animales con la cabeza contra el suelo de cemento y las palizas a los animales con barras de metal. Los trabajadores fueron observados dejando atrás a cerdos sangrantes que luchaban violentamente en el suelo. Algunos fueron arrojados al contenedor de cadáveres todavía vivos. Los cerdos en los contenedores convulsionaban entre los cadáveres hasta que morían.
- Cerdos lactantes que eran forzados a padecer durante semanas un intenso confinamiento en jaulas de metal ligeramente mayores que sus cuerpos, mientras que otros cerdos eran aplastados o yacían enfermos o muertos en las jaulas. Las cerdas incapaces siquiera de levantarse eran artificalmente inseminadas.