Esta nueva investigación realizada en 2016 pone al descubierto el cruel sistema de confinamiento que viven las gallinas en la producción de huevo de México.

Es la primera vez que en México se consiguen imágenes de la industria del huevo, donde sensibles y frágiles animales son convertidos en máquinas de producción.

La industria avícola mundial ha transformado la vida natural de las gallinas, vulnerando sus necesidades de socialización, espacio, alimentación, y en general, evitando la expresión de sus comportamientos naturales.

Para lograr que la producción de huevos sea mayor, las prácticas generalizadas en granjas intensivas consisten en alterar los ciclos de luz y oscuridad de las gallinas y someterlas a la mutilación de su pico.

Una de las prácticas más crueles es la muda forzada o pelecha que consiste en privar a las gallinas de agua y comida por 3 días hasta reducir su peso corporal en un 20%, para acelerar el ciclo de postura de huevo. Muchas morirán en agonía debido a ella.

Las imágenes muestran el hacinamiento en jaulas, la crueldad de la muda forzada, gallinas enfermas, agonizando muertas dentro de las naves industriales. Además gallinas inmovilizadas contra las rejas de las jaulas y cuyo pico ha sido mutilado.

Las gallinas en la industria del huevo permanecen hacinadas en el menor espacio posible, durante más de 2 años, en jaulas. Luego serán enviadas al matadero. Serán sometidas a la muda forzada hasta dos veces en su vida.

En México, más del 90% de las gallinas usadas en la producción de huevo viven en jaulas, una de las prácticas más crueles y que más sufrimiento les provoca. En la industria del huevo no se tiene compasión.