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Un grupo de vacas corriendo.
Un grupo de vacas corriendo.

No hay vacas lecheras


La idea de las "vacas lecheras" es un mito creado por la industria láctea para justificar la explotación de estos animales. En realidad, las vacas solo producen leche para sus crías, y su sufrimiento comienza cuando son separadas de ellas.

¿Alguna vez te has preguntado de dónde viene la idea de las “vacas lecheras”? De niña, veía en los envases de leche imágenes de vacas sonrientes en prados verdes y creía que estaban allí porque ese era su propósito: producir leche para que nosotros la disfrutáramos.

No fue sino hasta años después que descubrí una verdad dolorosa: aquello en lo que había creído con tanta firmeza no era más que una construcción creada por la industria. Ningún animal produce leche por naturaleza para alimentar a los humanos; la leche existe para nutrir a sus crías.

Un grupo de vacas en el campo.

¿De dónde surgió esta creencia?

La idea de las “vacas lecheras” no es natural ni inocente. Fue construida y sostenida por la industria de la leche y la carne para normalizar la explotación de estos animales sensibles, asignándoles una etiqueta de simples máquinas productoras.También se nos hizo creer que consumir leche era esencial para nuestra salud, cuando en realidad, la ciencia ha demostrado en múltiples ocasiones los efectos negativos asociados a su consumo.

La evidencia  

En Igualdad Animal, hemos documentado una y otra vez la crueldad hacia las vacas y sus terneros, que es la norma dentro de la ganadería industrial. 

En nuestra más reciente investigación, expusimos la crueldad sistemática de la industria láctea en España. Documentamos lo que ocurre en once granjas de producción en Asturias, donde observamos prácticas estándar: vacas golpeadas, encadenadas, forzadas a ciclos constantes de reproducción para producir leche y separadas de sus crías nada más nacer.

Investigación en la industria láctea española
Igualdad Animal / Aitor Garmendia

Las vacas son separadas de sus crías poco después del parto y descartadas cuando su producción de leche disminuye, generalmente alrededor de los seis años de edad. ¿Puedes imaginar vivir todo ese tiempo bajo una explotación constante? En la industria láctea, vacas y terneros nacen y mueren sin conocer un solo gesto de compasión.

Los métodos habituales en la industria de la leche son profundamente crueles. Tras repetidos ciclos de explotación, muchas vacas terminan con graves lesiones y problemas de movilidad: apenas pueden sostenerse en pie debido al confinamiento, la suciedad, los suelos duros que lastiman sus patas y la falta de movimiento. 

Muy lejos de la imagen idílica que promueve la industria láctea (vacas libres y pastando en campos verdes), nuestra investigación reveló una realidad opuesta. Las vacas apenas pueden moverse: permanecen atadas de forma permanente, mientras son los trabajadores quienes se desplazan para ordeñarlas.

Investigación en la industria láctea española
Igualdad Animal / Aitor Garmendia

Además, son sometidas a un sistema de electrificación conocido como “pastor”, que les provoca descargas eléctricas si intentan moverse. Según los propietarios, se trata de una forma de “educarlas” para controlar sus desechos.

Al igual que otros mamíferos, las vacas solo producen leche para alimentar a sus crías, pero tras el parto, son separadas de sus terneros para comercializar su leche.

En México, más de 2.7 millones de vacas son explotadas en condiciones de crueldad. Por eso Igualdad Animal ha lanzado “La verdad de la leche”, con el fin de informar a la sociedad lo que la industria calla e intenta ocultar. Conoce más sobre esta realidad y ayuda a las vacas y sus terneros en el siguiente enlace.

Cuestionarse es parte del cambio 

Hoy más que nunca, es urgente cuestionar lo que nos han enseñado y dar un paso hacia formas de alimentación más compasivas. Por ellas, elige alternativas vegetales y ayúdanos a construir un mundo donde ningún animal sea explotado.

DEFIENDE LA MATERNIDAD

Los instintos maternales de una vaca fomentan un vínculo tierno con su vulnerable cría. Preserva esta tierna relación eligiendo alternativas de origen vegetal a los productos lácteos.


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