

El vínculo entre los animales y sus crías

El vínculo entre un animal y sus crías es uno de los lazos más poderosos del mundo natural. En animales como las vacas, las cerdas y las gallinas, este lazo no solo garantiza la supervivencia de los recién nacidos, también está lleno de afecto, comunicación y protección.
Pero en la ganadería industrial, estos vínculos son interrumpidos de forma sistemática. Preservarlos es simplemente incompatible con el modelo de producción: las separaciones forzadas, el maltrato y la negligencia impiden que estos animales sensibles vivan de acuerdo con su naturaleza. La industria prioriza la explotación por encima del bienestar animal, ignorando por completo su capacidad de sentir.
En libertad, por ejemplo, una cerda construye un nido antes del parto, guiada por su instinto maternal. Al nacer, reconoce a cada una de sus crías por su olor y vocalizaciones, y ellos responden a su llamado en busca de alimento y consuelo.
La lactancia natural puede durar hasta 17 semanas. Sin embargo, en las granjas industriales, madre e hijos son separados tras solo unos días o semanas, provocando un sufrimiento evidente en ambos. A esto se suma que las cerdas pasan la mayor parte de su vida confinadas en jaulas tan estrechas que no pueden moverse ni tocar a sus crías, lo que intensifica aún más su angustia.

Las gallinas, por su parte, crean un vínculo importante con sus crías, incluso antes de nacer. Mientras incuba, la madre vocaliza y ellos responden desde dentro del cascarón. Al nacer, los sigue guiando: les enseña qué comer, los protege y los cobija bajo sus alas.
Este comportamiento es inexistente en la industria del huevo, donde los pollitos machos son separados de inmediato y triturados vivos; las gallinas nunca llegan a ver a sus crías.

Las vacas limpian a sus terneros nada más nacer, los estimulan y les dan leche durante meses. Se reconocen mutuamente por el olor y el sonido, y forman un vínculo estrecho que se fortalece día a día.
Pero en las granjas, las crías son apartadas de sus madres poco después de nacer. La vaca llora y llama desesperadamente a su ternero durante días, mientras este enfrenta un destino igualmente cruel: si es hembra, será forzada a repetir el mismo ciclo de explotación que su madre; si es macho, será matado por su carne a una edad muy temprana.

Sé parte del cambio: ¡elige la compasión!
Los animales en granjas industriales y rastros no son máquinas. Son seres sensibles, capaces de formar lazos profundos y de sufrir intensamente cuando se les arrebata aquello que más protegen: sus crías.
En Igualdad Animal trabajamos para exponer esta realidad y exigir un cambio. Porque ningún animal debería ser separado de su cría por el simple hecho de producir más.

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Los cerdos son animales muy sociables que a menudo se consideran más inteligentes que los perros. Puedes ayudar a estos inteligentes animales simplemente eligiendo alternativas vegetales.
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