Historias de animales que llegan a los santuarios
Haber nacido siendo un animal de granja es tal vez la peor de las suertes para cualquiera. Dentro de la industria ganadera solo existe el maltrato y la crueldad.
La industria es eso, una industria, y es debido a esto que a los animales (su «materia prima») los considera, precisamente, meras mercancías. Esta consideración conlleva, naturalmente, a que no se les tenga ninguna consideración ni respeto y a que, prácticamente, hagan lo que quieran con ellos.
Y esto ocurre, minuto tras minuto, día tras día, todos los días.
Algunos de estos animales han logrado escapar de las granjas y mataderos industriales debido a su valentía y a su determinación por ser libres. Otros han sido tan infinitamente afortunados como para ser rescatados por personas compasivas y generosas.
Todos ellos pasan el resto de sus días en refugios destinados a recibir a animales que solo han conocido el horror de la industria cárnica y láctea. Cientos de pollos, gallinas, cerdos, vacas, becerros, pavos, cabras y ovejas conviven en estos espacios idílicos que parecen salidos de los cuentos.
Los refugios son el cielo en la Tierra para los animales de granja. Allí, lejos del miedo, el frío o el calor extremo y la crueldad, los animales pueden, por primera vez y hasta el final de sus días, vivir en paz. Las vacas no volverán a vivir el dolor de ser separadas de sus hijos ni serán llevadas al matadero cuando su producción de leche disminuya. Las gallinas podrán por primera vez estirar sus alas, escarbar el suelo y darse baños de tierra, algo tan natural para ellas y que es imposible dentro de las granjas. Cuando tenemos en cuenta que aproximadamente 62.000 millones de animales mueren cada año en manos de la industria, podemos tener también una idea más clara de lo afortunado que han sido cada uno de estos animales.
El mundo sigue avanzado hacia una cultura basada en el respeto y la compasión que incluye también a los animales de granja.
Actualmente estamos más informados y por esos somos más conscientes del horror que oculta la cruel maquinaria de la industria cárnica.
Y, lo que es aún másimportante, contamos con muchísimas alernativas de alimentación que nos permiten poder hacer cambios en nuestras dietas que, además de beneficiar a los animales, contribuyen a mejorar nuestra salud. Porque nos importan los animales y no queremos que sufran, si tenemos el poder de cambiar su destino ¿por qué no hacerlo?
inspira al cambio
Con capacidades emocionales sólidas y lazos familiares inquebrantables, los animales en granjas merecen ser protegidos. Puedes construir un mundo más compasivo reemplazando los productos de origen animal por otros de origen vegetal.