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¿Declaración de Cambridge para qué? Para defender a los animales


La Declaración de Cambridge estableció por primera vez la conciencia de los animales; ahora es una herramienta para defenderlos de la explotación.

Seguramente conoces esta historia: el 7 de julio de 2012 un grupo de científicos reunidos en la Universidad de Cambridge llegaron a un consenso conocido como la Declaración de Cambridge sobre la Conciencia Animal.

Este primer manifiesto consensuado sobre el tema declaró que: 

“El peso de la evidencia indica que los humanos no somos los únicos en poseer la base neurológica que da lugar a la consciencia. Los animales no humanos, incluyendo a todos los mamíferos y aves, y otras muchas criaturas, entre las que se encuentran los pulpos, también poseen estos sustratos neurológicos”.

Aunque la evidencia en la que se sustentó la declaración era bastante técnica, los científicos decidieron comunicar su resultado de una manera que tuviera el mayor alcance en la sociedad en general. 

El mensaje era simple: los animales son seres conscientes y a 12 años de distancia su contenido parece tener una aceptación general en la sociedad y en la ciencia. Pero llegados a este punto quizás te preguntas: ¿Y para qué ha servido la Declaración de Cambridge? Una de las respuestas es: Para defender a los animales.

La Declaración de Cambridge sí cambió la vida de los animales

Claro, este cambio no sucedió ipso facto ni con gran profundidad en los diferentes sectores de la sociedad. En ocasiones, la Declaración es citada como si de un acto solemne o anécdota histórica se tratara, sin embargo, hoy sus alcances siguen vigentes y es demostrable cómo ha influido en la humanidad y en la vida de los animales.

Dentro de las ciencias biológicas, “Cambridge” ha servido como punto de partida para nuevas teorías, como las estudiadas por Azadeh Karamali, de la escuela de Biociencia de la Universidad de Skövde en su tests “The Evolutionary Origins of Consciousness”.

La Declaración de Cambridge concluyó que “todos los mamíferos y aves” tienen conciencia.

Pero mientras esas teorías son estudiadas por unas ciencias, otras como el Derecho, llevan a la práctica lo que ha sido confirmado. Uno de los mayores ejemplos es el caso conocido como “Karnail Singh vs Estado de Haryana”, un litigio procesado en el Tribunal Superior de Punjab y Haryana, en la India, que resolvió sobre un caso de transportación y matanza de vacas para producir carne. 

El caso tardó alrededor de 15 años y en 2019 el tribunal llegó a una conclusión en la que se citaba la Declaración de Cambridge:

“La declaración señaló que muchos animales experimentan dolor de manera similar a los humanos: las mismas reacciones químicas en el cerebro y el cuerpo (como la producción de adrenalina y otras hormonas) y las mismas reacciones físicas observables (como pupilas dilatadas y frecuencia cardíaca elevada). Desde una perspectiva científica, los mitos de la superioridad humana y el excepcionalismo han sido repetidamente y convincentemente desacreditados”.

Por si no fuera suficiente, el tribunal fue más allá de sólo resolver el caso y fijó un precedente: “los animales y las aves tienen derechos legales, al igual que los humanos. Además, declaró a los ciudadanos como los ‘guardianes’ del reino animal” con el deber de garantizar su bienestar y protección”.

Del dicho al hecho, del hecho a la defensa

Para la Doctora en Filosofía del Derecho de la Universidad Jawaharlal Nehru, Deepa Kansra, la Declaración de Cambridge es un ejemplo “notable” de los “beneficios que surgen de las influencias y la investigación interdisciplinarias”. 

Como este, otros casos han recurrido a la Declaración y también se han presentado leyes sustentadas en ella.  En México, el Dr. César Nava Escudero lo ha dicho más directo: la Declaración de Cambridge es un “documento que, sin ser jurídico, es ya un referente primordial para argumentar a favor de los derechos de los animales”.

Por supuesto que aún quedan retos que también han sido sintetizados en un manifiesto que retoma al de Cambridge y que es conocido como la Declaración de Toulon, en el que se considera “lamentable que el derecho aún no se apropie de este desarrollo para lograr una evolución significativa del corpus jurídico relativo a los animales”.

Sin embargo, es indiscutible la importancia de haber reconocido la conciencia de los animales. Hoy, la Declaración de Cambridge que a simple vista pareciera ser sólo una postura solemne ha permitido defender a los animales de la explotación, alejarlos del sufrimiento y comenzar la transición hacia su bienestar.

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