¿Cómo la industria vende su imagen y la de los animales?
Yo también le creí a la industria. ¿Cómo no hacerlo si todos los empaques que veía en el supermercado, o al menos la gran mayoría, mostraban imágenes de vacas, cerdos y gallinas felices?
Llegué a creer en la idea falsa de las granjas como lugares idílicos donde los animales viven en libertad, son cuidados y disfrutan de una vida plena. De chica, me emocionaba la idea de poder visitar algún día uno de estos lugares.
Hoy lo pensaría dos veces, porque conozco la realidad…
Las granjas no son lugares felices, son una mentira perfectamente construida para ocultar las realidades de la producción industrial, cada una de ellas de una crueldad y “antinaturaleza” inimaginables.
La industria utiliza imágenes de vacas pastando en verdes praderas, cerdos sonrientes y acompañados de su familia y amigos, gallinas libres disfrutando de los rayos del sol. ¿Y cuál es la verdad? Estos animales pasan su vida confinados en jaulas abarrotadas o espacios tan pequeños que apenas pueden moverse. Viven en entornos fríos, oscuros y completamente invisibilizados. Son separados de sus familias, sometidos a mutilaciones, golpes y, en muchos casos, matados mientras aún están conscientes. La única ocasión en que ven la luz del sol suele ser durante su traslado en camiones hacia el rastro.
Las gallinas, dentro de las jaulas, ocupan un espacio tan diminuto, equivalente a una hoja de papel, que les niega la posibilidad de extender sus alas. Las cerdas pasan la mayor parte de su vida en jaulas de gestación, inseminadas a la fuerza, sin poder tener un contacto natural con sus crías, menos disfrutar de ese vínculo emocional.
¿Y las vacas? Contrario a la imagen que la industria nos vende, su función natural no es producir leche; son explotadas durante toda su vida, obligadas a presenciar una y otra vez cómo sus terneros son arrebatados de ellas. Si son hembras, tendrán que cumplir el mismo ciclo de explotación hasta que sus cuerpos cansados ya no puedan más y sean enviadas al rastro, si son machos serán matados automáticamente: no sirven para la industria.
Las campañas publicitarias evitan mostrar el proceso real de matanza y las condiciones de vida de los animales, manteniendo a los consumidores alejados de la realidad de los rastros y granjas industriales. Nos hacen asociar sus productos con valores familiares, tradición y salud, omitiendo los impactos negativos de la carne procesada.
Y, para mí, lo que es peor, fortalecen nuestra desconexión.
Disonancia cognitiva, ¿qué es y cómo detectarla?
En psicología, el término “disonancia cognitiva” se refiere al malestar psicológico que surge cuando nuestras creencias, valores, actitudes o comportamientos entran en conflicto entre sí.
La disonancia cognitiva ocurre cuando nos preocupamos por el bienestar de los animales, pero seguimos consumiendo productos de la industria de la carne, muchas veces bajo la creencia de que reciben un trato justo y digno. Sin embargo, basta con entrar a una granja industrial o un rastro para que estas mentiras se derrumben al instante.
La industria sabe que sus prácticas entrarían en conflicto con nuestros sistemas de creencias, comportamientos y valores, por eso recurre a imágenes falsas y mercadotecnia para ocultar la realidad de la ganadería industrial.
En el proceso, y sin que nos demos cuenta, vamos perdiendo esa sensibilidad y empatía hacia los animales. Esta es la desconexión que mencionaba anteriormente es traicionera, equivale a la raíz de todo lo que está mal en nuestro mundo.
Ahora conoces la verdad, ¿cómo combatirla?
Reconocer esta disonancia cognitiva en nosotros es clave para revelar la verdad detrás de la imagen idealizada de la industria y conectar emocionalmente con la realidad que enfrentan los animales. A nivel personal, podemos elegir decisiones más compasivas y justas, como adoptar una alimentación basada en plantas y libre de crueldad.
Esta es la acción más poderosa que podemos tomar para desafiar a la industria que cría y mata animales para el consumo humano.
menos carne MÁS EMPATÍA
Los cerdos son animales muy sociables que a menudo se consideran más inteligentes que los perros. Puedes ayudar a estos inteligentes animales simplemente eligiendo alternativas vegetales.