30 de junio, 2017
Hay una secuencia que se repite incansablemente día tras día y cuyo nefasto alcance queda oculto para la mayoría de nosotros: un carrito de supermercado avanza, alguien echa dentro de él un cartón de huevos, lo paga, consumen cada uno de ellos en casa y, luego, todo inicia una vez más.